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Reto Módulo 2: Recuperar la historia de mujeres olvidadas

EULALIA ABAITUA



 

Tengo el enorme orgullo de poder presentar en este curso a la hermana de mi tatarabuelo, Eulalia Abaitua, que vivió entre Bilbao e Inglaterra en la primera mitad del siglo XX y fue una reconocida fotógrafa que ha dejado un importante trabajo fotográfico donde, con una mirada sensible y espontánea, plasma una espléndida radiografía de la sociedad vasca del momento: escenas costumbristas, tradiciones, deportes, fiestas populares, campo, ciudad, …

En palabras de Maite Jiménez Ochoa de Alda (licenciada en Historia por la EHU) Eulalia Abaitua “compatibilizó su afición fotográfica con la discriminación existente en el ámbito de lo público (legal, político, educativo, económico). Y conjugó su vida de mujer y su labor fotográfica con esmero, dedicación e incluso pasión, dejándonos un legado de 2.500 imágenes, conservadas en el Museo Vasco de Bilbao (…) formuló la fotografía como un instrumento automático de información para el registro y la memoria de hechos.

 

Eulalia Abaitua Allende-Salazar nació en Bilbao el 25 de enero de 1853, en el seno de una familia burguesa. Era hija de la guerniquesa Eulalia Allende-Salazar Eguía y del comerciante bilbaíno Luis de Abaitua y Adaro.

Cuando su padre enviudó, a la edad de Eulalia de 1 año, ella y su hermano mayor, Felipe, fueron criados por una nodriza en su residencia familiar de las Siete Calles de Bilbao. (Cuentan que creció sana y alegre aunque era algo presumida, por lo que su padre solía raparle el pelo).

Luis de Abaitua tenía lazos de consanguinidad, amistad y negocios con el comerciante Juan Ygnacio Narciso de Olano que vivía en Sevilla. Tras la muerte de éste y la de su mujer, Carlota Picavea de Lesaca, Luis fue nombrado tutor y curador de sus dos hijos menores: Juan Narciso y Ana. Esta circunstancia favoreció el nacimiento de una estrecha amistad entre los jóvenes, y que las vidas de los Abaitua y los Olano corrieran en paralelo para terminar en un doble matrimonio.

En 1871, ambas familias se trasladaron a vivir a Liverpool  y más tarde a Londres. Y es durante esta estancia en Inglaterra donde Eulalia de Abaitua descubrió la fotografía, los materiales y su técnica.

Eulalia Abaitua dio a luz cuatro hijos que, por orden de nacimiento, fueron: María Carlota (Bilbao, 1872), Luis María Andrés (Gordexola, 1874), Luis María Javier (Greenwich, 1876) y Mª Concepción (Begoña, 1878).

Hacia 1879 se produjo el regreso definitivo de Eulalia y Juan Narciso a la que fuera la anteiglesia de Begoña. Allí fijaron y construyeron su residencia, el palacio del Pino, en la finca del mismo nombre, con un terreno de 37.200 m² que Eulalia Abaitua heredó de su padre. Era un lugar excepcional junto al santuario de Begoña, con Bilbao a los pies y el Abra en el horizonte. En el sótano de la casa, Eulalia Abaitua puso su laboratorio fotográfico,  y empezó a retratar el universo a su alrededor. 

La obra de Abaitua es un documento histórico considerado fotografía antropológica.

Inmortalizó con su cámara múltiples escenas en las que las mujeres son las protagonistas: vendedoras de sardinas en el Mercado de la Ribera, lavanderas en las orillas del río Nervión, lecheras, mujeres acarreando el agua o cultivando la tierra. También capturó las celebraciones sociales, los rincones marineros y urbanos, personas de todas las edades, los rostros, los trabajos y los gestos, aportando una visión etnográfica de su tierra en su época.




Se centró en retratar, sin retoques, la sencillez de las gentes del pueblo, las personas humildes, en su vivir común, en su quehacer diario y en el tiempo de asueto. Son insólitas estampas de la vida cotidiana en pleno auge de la revolución industrial que conforman un universo de recuerdos.

Por la calidad técnica de sus fotografías y por el profundo interés social y humano de sus retratos, en una época en que los fotógrafos retrataban sobre todo monumentos y personajes en el estudio, se la reconoce como una fotógrafa excepcional y una de las pioneras de la fotografía en España.

El 14 de Mayo de 1909 Eulalia Abaitua enviudó. Durante la Guerra Civil Española, bajó a Bilbao, a un piso del edificio La Equitativa, en la Plaza de los Jardines de Albia. En 1941 trasladó su residencia a la calle Gran Vía 58. Y dos años más tarde, el 16 de septiembre de 1943, fallecía con 90 años, y fue enterrada en el cementerio de Begoña, junto a los restos de su marido, en el panteón que levantaron en vida.

"Eulalia es un ojo sensible que ama a su pueblo y se dedica a interpretarlo. Por ello son sus temas las campesinas, lavanderas, sardineras, lecheras, hay maternidades y retratos. También tiene marinas, artes de pesca, tipos en las ferias, etcétera. Esta mujer no busca el arte por el arte, ni tampoco el juego de luces o las composiciones rebuscadas, es una auténtica 'reporter' que ahora sería una gran fotógrafa de la Agencia Magnum. Eulalia Abaitua ha dejado una obra para la posteridad de una gran pureza morfológica y etnográfica incalculable. Su arte era componer con extrema naturalidad. No hay nada rebuscado", dijo de ella el fotógrafo Alberto Shommer (Vitoria, 1928), conocido por los retratos de personalidades de la vida española contemporánea, cuando el Museo Vasco de Bilbao proyectó, en 1990, la primera presentación pública de las imágenes de Eulalia a través de la muestra 'Gure aurreko andrak-Mujeres vascas de ayer'.




En mi opinión, y como constatan diversas fuentes, la obra de Eulalia tiene un valor incalculable como pionera, precisamente por mostrar el interés social y humano de sus retratos al natural, lejos de los retratos de estudio que era habitual en su época, además de por su calidad técnica.

Sin embargo, y como ocurre con muchas mujeres artistas, su trabajo ha sido invisibilizado y estigmatizado. Si bien en los últimos años, y desde diferentes instituciones vascas, se le está dando más protagonismo (exposiciones en el museo histórico, en municipios vizcaínos, en Kutxa…, un libro, algunos documentales,..), su reconocimiento dista mucho del conseguido por otros autores masculinos.

Por otro lado, y especialmente para el tema que nos incumbe, Eulalia Abaitua se erigió como una olvidada feminista ya que eligió a la mujer como protagonista: vendedoras de sardinas en el Mercado de la Ribera, lavanderas en las orillas del Nervión, lecheras, mujeres acarreando el agua o cultivando la tierra. Con su trabajo y su mirada Eulalia dignificó el trabajo de tantas y tantas mujeres en diversas escenas y les dió el protagonismo del que carecían en su momento.

Su obra se conserva en el Museo Vasco de Bilbao, con un archivo de más de 2500 imágenes. En su colección de fotografías se distinguen tres grandes temáticas: la vida privada, la vida rural y urbana, y los viajes (documentó también su paso por Venecia, Roma, Barcelona, Marruecos, Lourdes, Málaga, Madrid, Creta, Tierra Santa…).

Tres calles llevan su nombre : en Guadalajara, Madrid y Bilbao.


Las fuentes principales de este trabajo han sido obtenidas de los siguientes medios:

Comentarios

  1. Mi trabajo también versó sobre Eulalia de Abaitua, no es tan completo ni documentado ya que el tuyo dispone de informacion de primera mano Me pareció una persona muy interesante con una obra de gran calidad técnica y humana

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